¿Caminos equivocados? ¿Gestos y acciones de Jesús?

No hay duda que hacer presente el Reino de Dios implica acciones solidarias, humanas, fraternas, pero será que ocupamos el carisma y el don de los laicos, los que nos debiéramos dedicar al proyecto del Reino, al estilo de Jesús? Contagiamos el evangelio , la buena noticia de Jesús a través de nuestras acciones? O terminarán los agraciados como los indígenas que visitaron al Obispo y se hicieron protestantes?  Bueno dirán algunos y que más da. Así nos luce el pelo hoy en la Iglesia y en muchas congregaciones religiosas.

Y lo peor es que los que pueden corregir y ayudarnos a encauzar nuestras vidas, servicios, ministerios, acciones según nuestros carismas y » apremio» de evangelización seria y profunda del mensaje de Jesús, no lo hagan.

Zapatero, a tus zapatos, cura a tus sacramentos.

  • Ahora que ya tenemos agua y luz queremos también una religión…
  • Ergo, hemos decidido hacernos protestantes.

 

Contaba el entonces papa Benedicto XVI una anécdota que, a su vez, le trasmitiera, un obispo hispanoamericano. Vinieron a ver al prelado unos jefes indígenas de un poblado ya convertido en población, cuasi moderno, para darle las gracias por el misionero católico enviado a la zona:

-Gracias a él ya tenemos agua y luz en el poblado. Nuestros niños reciben educación y atención médica y ya estamos con el alcantarillado. De verdad, le estamos muy agradecidos. Pero ahora que ya tenemos todo eso, también queremos tener una religión: así que hemos decidido hacernos protestantes.

Cuenta Raniero Cantalamessa, en su libro La Eucaristía, nuestra santificación, el predicador papal (ya va por tres papas, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco), que “hay pastores que se ocupan de todo tipo de problemas materiales, económicos, administrativos, a veces incluso agrícolas, que existen en su comunidad y descuidan su verdadero e insustituible servicio”.

Por una sencilla razón; todo eso pueden hacerlo los laicos, pero administrar sacramentos sólo puede hacerlo un cura.

Y no sólo pan vive el hombre.

Probablemente, éste sea uno de los grandes males de la Iglesia actual. Quizás, el más evidente y, por ello, el más olvidado.

¡Acabemos con los curas filántropos! Sólo les alaban los enemigos de la Iglesia. Y ya saben: dime quien te elogia y te diré quién eres.

Por algo será


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