El cardenal prudente de Venezuela

La fe de los venezolanos, según su cardenal
Entrevista con el arzobispo de Caracas
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 5 junio 2009 (ZENIT.org).- Los obispos de Venezuela se encuentran en Roma visitando a Benedicto XVI (algunos fueron recibidos este viernes por él en audiencia privada) y a sus colaboradores de la Curia Romana con motivo de su quinquenal visita «ad limina apostolorum».
Durante esta semana los prelados están visitando los diferentes dicasterios de la Santa Sede donde presentan los trabajos pastorales que se realizan en las diferentes diócesis.
En este contexto, ZENIT ha conversado con el cardenal Jorge Urosa Sabino, arzobispo de Caracas, sobre las riquezas de la fe de los venezolanos, así como sobre los desafíos que tiene la Iglesia en su país.
–¿Con qué ánimo vienen los obispos de Venezuela a esta visita ad limina?
–Cardenal Jorge Urosa Sabino: Venimos con espíritu de unión, de cercanía al Santo Padre Benedicto XVI, para manifestar ese sentido de catolicidad que es precisamente el gran objetivo de la visita ad limina y la unión con el obispo de Roma, que es un elemento muy importante en la vida de la Iglesia. Fortalecer esas notas fundamentales de la Iglesia en el ánimo de cada uno de los obispos. También profundizar en el sentido del ministerio episcopal como expresión de esa vivencia de la unidad, la santidad y la apostolicidad.
Aquí estamos 43 obispos y venimos con ese espíritu: con gran ilusión de encontrarnos con el Santo Padre y al mismo tiempo de reforzar nuestra vivencia del ministerio episcopal como sucesores de los apóstoles. Acercarnos a los sepulcros de los santos apóstoles Pedro y Pablo para pedirles a ellos que nos ayuden a ser factores de unidad en la Iglesia y al tiempo tener el espíritu de entusiasmo apostólico que los caracterizó en su ministerio como sucesores y apóstoles de Jesucristo.
–Como arzobispo de Caracas, ¿cómo ve la situación y los desafíos de la Iglesia ante la situación política en Venezuela?
–Cardenal Jorge Urosa Sabino: La vida de la Iglesia en Venezuela se desarrolla con mucha fuerza en medio de las circunstancias de las corrientes culturales del mundo actual, en medio de un gran embate del secularismo y del relativismo que afecta a la Iglesia especialmente en el mundo occidental, pero que sin embargo encuentra a la Iglesia en Venezuela con una actitud de entusiasmo pastoral, que se refleja en la realización, entre otras cosas, de la misión continental evangelizadora que estamos realizando América Latina y el Caribe.
En medio de eso la Iglesia en Venezuela tiene una decisión muy fuerte de anunciar a Jesucristo como el centro de la historia y como la fuente y el autor de la verdadera felicidad.
Todos los otros aspectos son coyunturales, periféricos, por supuesto que tienen un gran impacto en la vida de la Iglesia, pero lo más importante es la determinación de cada uno de los obispos y sacerdotes de ser verdaderos apóstoles de Jesucristo en un mundo que quiere rechazar a Dios y que al mismo tiempo que lo hace y se hunde en una visión cada vez más antihumana. Por eso mismo la Iglesia en Venezuela tiene esa actitud de llevar adelante la misión de anunciar a Jesucristo como la verdadera fuente de la felicidad de los seres humanos.
–¿Ve con esperanza la situación de la Iglesia en Venezuela?
–Cardenal Jorge Urosa Sabino: Claro que sí. Estamos movidos por la certeza de la presencia de Jesucristo en medio de nosotros y estamos alentados por esas palabras de Jesucristo: «Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo» (Mateo 28, 20). De manera que en medio de cualquier dificultad de cualquier tipo nosotros, los cristianos, tenemos esa certeza y esa esperanza, y al mismo tiempo estamos alentados por unas palabras de Jesús que dijo a los apóstoles y que resuenan en los oídos de todos los hombres y las mujeres de la Iglesia en el mundo entero: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar». (Lucas 5, 4). De manera que aquí está la clave de la vida de la Iglesia y es el enfoque que nosotros los cristianos, los religiosos y consagrados, tenemos que darle a nuestra vida y a nuestra visión de la situación de la Iglesia en cualquier coyuntura histórica.
–¿Hay presencia joven de la Iglesia en su país?
–Cardenal Jorge Urosa Sabino: La vida de la Iglesia se está desarrollando gracias a Dios con mucha fuerza en medio de dificultades que tenemos, porque no contamos con agentes de pastoral que tienen otras partes de la Iglesia en el mundo. Pero en el país se están desarrollando nuevos movimientos eclesiales, nuevas formas de vida consagrada. Tenemos un problema muy serio: la escasez de vocaciones. No contamos con los suficientes agentes de pastoral que deberíamos tener para atender las necesidades espirituales y religiosas del pueblo venezolano y esto es uno de los puntos que personalmente creo que debemos afrontar con mayor interés y mayor fuerza en nuestra acción pastoral.
Debemos tratar de superar el desfase que se da entre las necesidades de la Iglesia y el número de agentes de pastoral y para ello tenemos que hacer un gran esfuerzo por llevar adelante una nueva evangelización, como pedía el Papa Juan Pablo II, por fortalecer y extender la catequesis.
Tenemos que contar con más laicos y formar más catequistas y desarrollar una pastoral juvenil más intensa y emplear muchos esfuerzos y recursos en la pastoral vocacional.
Debemos formar jóvenes más activos, valiosos y generosos, capaces de tener un corazón verdaderamente abierto a las necesidades del mundo, proponerles la vida sacerdotal como un camino extraordinaria de realización. Ahí están los retos de la Iglesia en Venezuela y que nosotros tenemos que enfrentar en la acción pastoral.
–¿Cómo ve el ejercicio de la libertad religiosa en su país?
–Cardenal Jorge Urosa Sabino: Si bien la Constitución nacional defiende entre los muchísimos derechos humanos la libertad religiosa, hay ciertas dificultades pues se van poniendo cortapisas a la postura de autonomía e independencia crítica del episcopado venezolano, y se van estableciendo algunas dificultades pequeñas que van creciendo en el ejercicio de la acción pastoral. No podríamos decir que desde el punto de vista sistemático haya ataques a la libertad religiosa en Venezuela.
–Acaba de pasar la solemnidad de Pentecostés. ¿Cómo ve la acción del Espíritu Santo en la Iglesia en su país?
–Cardenal Jorge Urosa Sabino: Es la acción del Espíritu Santo la que le da a la Iglesia su naturaleza propia de cuerpo de Cristo, de comunidad religiosa, de evangelización y de salvación. Eso es la Iglesia. La acción del Espíritu Santo y la docilidad de los cristianos al Espíritu Santo hace que la Iglesia sea el cuerpo de Cristo vivo en el mundo, un mensaje y una fuente de salvación y gracia para la humanidad. No cabe duda de que la Iglesia realiza y debe realizar como parte intrínseca de su misión una gran acción social, comunitaria y debe participar activamente en la construcción de una nueva sociedad, más fraterna, más humana, más feliz, más abierta a la vida y menos injusta y menos dolorosa.
La Iglesia es la expresión de la caridad viva de Cristo, tiene la obligación de realizar una construcción de una nueva sociedad. El cristianismo no es una religión etérea de la conciencia individual apartada de la vida ordinaria del mundo, la familia, las personas y los pueblos. Es una religión concreta de salvación integral, de salvación al ser humano y de comunicación del amor vivo y cálido de Dios a la humanidad y para ello es necesario que la Iglesia sea mensajera y promotora de la justicia y la caridad en las regiones del mundo entero.
–¿Cuáles cree que son las principales riquezas de la fe que el pueblo venezolano aporta al continente latinoamericano y al mundo?
–Cardenal Jorge Urosa Sabino: Tradicionalmente, a través del legado de la fe y la práctica religiosa, el cristianismo venezolano se caracteriza por un gran amor a la Eucaristía, un gran amor a la santísima virgen María y al Papa. En este sentido la devoción eucarística en el pueblo venezolano, especialmente en los católicos más fervorosos, es algo muy importante. Hace cien años un gran arzobispo de Caracas, monseñor Juan Bautista Castro, tuvo la feliz idea y fue secundada por los sacerdotes y por el pueblo católico de consagrar la República de Venezuela al Santísimo Sacramento, lo cual expresaba esa corriente de amor a Cristo presente en la eucaristía que palpita en el corazón del pueblo venezolano.
Y por supuesto una característica no exclusiva del pueblo católico venezolano porque es evidentemente compartido con el cristianismo del mundo entero, es el amor a la Santísima Virgen. Ese aspecto y devoción y amor a la Virgen es parte integral de nuestra vivencia de la fe y es una riqueza muy grande que nosotros tenemos y gracias a Dios es así, porque la Virgen nos va llevando de la mano a Jesucristo y, aunque a veces la gente se desvía, pues nos cuesta estar a la altura de las exigencias de la fe.
Las exigencias de la fe son exigencias de elevación, de justicia, de caridad viva, de entrega plena y evidentemente los seres humanos estamos marcados por el pecado y limitados por nuestros defectos. La Virgen María nos va llevando de la mano y nos va sacando de nuestros desvíos, limitaciones, para irnos llevando hacia Jesucristo, para que vivamos con menos deficiencias el compromiso de ser luz del mundo y sal de la tierra como lo pide Jesucristo en el Evangelio (Mateo 5, 13 – 14).
–Venezuela cuenta con dos beatas…
–Cardenal Jorge Urosa Sabino: Hemos tenido recientemente en 1995 y en 2008 la beatificación de dos religiosas que se caracterizaron por ser precisamente unas grandes luchadoras de la caridad. Fundaron congregaciones que se dedicaron con una profunda vida espiritual y religiosa de la entrega del corazón y el alma a Dios. Se dedicaron a obras de caridad al servicio de los pobres, los ancianos, los enfermos, los niños huérfanos etc. Son la madre María de San José, que fundó las Agustinas Recoletas, y la madre Candelaria de San José, que fundó una congregación de hermanas carmelitas, que a principios del siglo XX creció en Venezuela en la práctica de la caridad hacia los más necesitados.
Son dos grandes heroínas de la caridad que adornan el suelo venezolano y que son un testimonio de lo que puede hacer la Iglesia en medio de muchas dificultades, con muchas carencias y pocos recursos humanos. Son un ejemplo maravilloso para la juventud, para los hombres y mujeres de hoy y especialmente para las muchachas venezolanas y creo que del mundo entero. Esas religiosas fueron en Venezuela lo que la Madre Teresa fue en la India. Fueron unas heroínas de la caridad.
–También es muy conocida en Latinoamérica la figura de el doctor José Gregorio Hernández (1864-1919), en proceso de canonización. ¿Quién fue este laico?
–Cardenal Jorge Urosa Sabino: Un gran científico y profesor universitario, un gran investigador, pero que al mismo tiempo un hombre de una inmensa caridad y de una intensa vida religiosa, de piedad y de fe. Un ejemplo de lo que debe ser el laico en el mundo de hoy. Su servicio secular fue llevado con excelencia y lleno de una inmensa caridad a los demás.
–El Papa en la última encíclica Spe Salvi habla muy claro de cómo la gente pone su seguridad en realidades terrenales y en las ideologías. ¿Cómo afecta esto a la evangelización en Venezuela?
–Cardenal Jorge Urosa Sabino: Son los desafíos que tiene la Iglesia en el mundo entero, que confía tanto en la ciencia y en la técnica, que está volcado sobretodo a la búsqueda de la felicidad en el placer. El desafío que tiene la Iglesia en el mundo occidental nos muestra que la auténtica felicidad del ser humano viene de Dios nuestro Señor; «¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si al hacerlo pierde su alma?». Este es uno de los grandes retos que tiene la Iglesia en Venezuela. Es decir, valorar adecuadamente la ciencia, el dinero, el poder, las cosas sabrosas de la vida, pero sabiendo que la supremacía sobre todo esto la tiene Dios nuestro Señor, quien es el único que puede saciar las aspiraciones del corazón humano.


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