Un vergel en medio del Desierto: Jericó (Tierra Santa 19)

A 2 Km del mar Muerto y a 12 de Jericó, se encuentra Qumran, por todos conocido este lugar, porque en esas cuevas del Desierto se encontraron en unas tinajas, varios escritos del Antiguo Testamento, en hebreo. El libro más completo y que ha dado muchas luces al estudio  de la Biblia ha sido el texto de Isaías. También estuvimos viendo los estudios arqueológicos que se hicieron en la región, donde se comenta la existencia de un monacato-Esenio, posibles autores de todos estos escritos bíblicos. TierraSanta_19-01Pero lo verdaderamente impactante por estos lugares, es contemplar el Desierto. Viento, aire, polvo, silencio, sequedad.. Soledad. El Desierto de Judea es impresionante. Y en las montañas, colgados en los valles, se encuentran monasterios como el de San Sabas (Mar Saba)   y el Monasterio de la tentación (El quarantal) cuarentena, recordando los 40 días de Jesús en el desierto, donde fue tentado por el diablo. Desde aquí se contempla, en medio del Desierto un oasis-vergel que hoy es la Ciudad de Jericó.
¿Que les llevó hace tantos siglos a estos cristianos eremitas a buscar esa soledad? ¿Que les lleva hoy a estar ahí monjes del Desierto ( hoy ortodoxos cristianos) ¿?. Ayer y hoy, nos decían les lleva el mismo y profundo deseo” Estar a solas con el Dios de la vida y de la Tierra, con el Dios de la humanidad, al estilo de los Santos padres del desierto. Es impresionante verles felices, algunos cargados de años, otros más jóvenes, viviendo en esos lugares.
Hoy le llamamos desierto, a retirarnos, incluso entre los bosques y montañas, a estar a solas con aquel que sabemos nos ama. Pero experimentar la sequedad, la soledad, el viento, el silencio de estos lugares, te hacen sentirte tan “desprendido, tan sin nada” que brota el deseo del Corazón de estar con Dios, escuchar su palabra, hacerla vida. Ves como sin la fuente del amor de Dios tu vida es seca, no hay vida, todo es desierto. Pero la fuente, la luz de la Palabra, el alimento de la eucaristía, la vida en común, hace posible que sientan en medio de ese desierto EL AMOR DE DIOS, EL SENTIDO DE LA VIDA. Brota la oración, el salmo, la alabanza, la suplica, la misericordia. Es el ambiente propicio para interiorizar la Palabra, para sentirla, para vivirla… para comprender y entender los salmos y tantas lecturas que hacemos. Para decir: “Mi roca y mi fuerza es el Señor” El es mi salvación. “. Sin mi, no podéis hacer nada, y conmigo hasta en el desierto hay vida.
Y en medio de ese desierto de montañas y llanuras, se encuentra Jericó. Ciudad hoy bajo la autoridad Palestina. Unas fuentes (Manantial de Elisha)  que libera 4.000 litros de agua por minuto, en medio de ese desierto, ha hecho posible la vida en esta ciudad. Campos, vergel, cultivos, clima  especial, hace posible que se produzcan las frutas tropicales y verduras mediterráneas de lo más variopinto. Situada a 300 metros por debajo del nivel del mar, es considerada una de las ciudades más antiguas del Mundo. Turismo, agricultura, ganadería centrada en los Beduinos, amen de la artesanía, cerámica y construcción,  dan vida a esta cuidad.
TierraSanta_19-02En esta ciudad, por la que pasó Jesús haciendo el bien, podemos recordar algunos pasajes de los evangelios. Jesús dio la vista a un ciego (Lucas 18:35–43). También cenó con Zaqueo, “que era jefe de los publícanos” (Lucas 19:1–10).
En la curación del Ciego de nacimiento, (Mc10,46-52) como en Lucas encontramos la frase, que muchos hombres y mujeres han orado durante siglos, en especial ( a través del peregrino ruso), muchas órdenes, de vida contemplativa, católicas y ortodoxas, oran esta santa invocación “ Jesús, hijo de David, ten compasión de mi”, o “ Jesús Hijo de Dios, ten compasión de mi pecador”. Que hermosa enseñanza, que manera de orar siempre y en todo momento, para hacer que nuestra oración sea “sin interrupción” incesantemente, pues hasta dormidos, con la respiración, podemos seguir orando esta Santa invocación, Y RECIBIR EN TODO MOMENTO   la pregunta del Señor al Ciego:
“¿que quieres que haga?” . Señor, que vea.  Que vea Señor tu voluntad, el “hacer de Dios en mi vida” y en los demás, las luces que necesitamos para sembrar vida, amor, justicia, esperanza. Los ojos abiertos a la injusticia, al desamor, a la vida cristiana mediocre, individualista, y consumista, para no caer en ello. Los ojos abiertos para buscar la verdad, la libertad verdadera, la solidaridad, la asociación, la no violencia.activa, la lucha por la justicia. Ojos abiertos para ser cada día más conscientes de la realidad, de la cultura de muerte en la que vivimos, de las causas de tanto mal y hagamos todo lo posible por detenerlo.
Ojos abiertos para asumir lo universal, lo diverso, lo plural desde la fraternidad universal, la solidaridad y la búsqueda de la Paz.
Habrá que bajarse del “árbol” como Zaqueo. Luc (19,1-10.)   de la soberbia, del orgullo, de querer ser los primeros, de los piñones fijos, del egoísmo insolidario, de la insensibilidad ante el mal que sufrimos, de la indiferencia, apatía o de “ creer que solo yo tengo la razón y estoy en el camino adecuado”
Cuando se produce el verdadero encuentro con el Señor, con Jesús a quien decimos seguir, se  produce la humildad, el compartir, el devolver bien por mal, el sentirse alegre, el aceptar el mensaje de Jesús, según las tradiciones de la Iglesia, el martirio, el amor y la entrega de los santos padres, y las reflexiones que se van haciendo que indiquen comunión en lo diverso, no condenas a lo que no van según mis caprichos y maneras de ver las cosas.. Para evitar “acomodar a nuestros caprichos el evangelio” y la vida cristiana. Y para saber por donde va “el camino” que es Jesús, podemos ver alguna luz a través de estos textos: Mt 7,12-14;  Luc 6,36-38.
Un abrazo
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