En Guatemala

Ya estoy en Guatemala. Gracias a Dios  bien, porque estamos en sus manos. Salí de España el 21 de septiembre, y por aquí estamos. Solo le pido a Dios, que el dolor no me sea indiferente, y que al final de cada jornada no me encuentre vacío y sin haber hecho lo suficiente.
Por ello le suplico al Señor cada día:

Condúcenos Señor por tus caminos…y que desprendidos de todo lo que nos aleja de ti en el anuncio solidario a nuestros hermanos, sepamos comunicar tu amor con alegría y paz, y podamos compartir la causa y la suerte de los empobrecidos.

“ Vienes para ayudarnos? Quédate mejor en tu casa. Vienes para compartir nuestras luchas por la subsistencia, a comunicarnos el amor de Dios en la solidaridad, a defender nuestra dignidad desde los valores del evangelio, a dar la vida al estilo de Jesús? Entonces tal vez podamos caminar juntos”.
Ahí queda eso. Muy serio cuando queremos trabajar con los empobrecidos.

Niña con oveja

Quisiera poder encarnarme en  el mundo de los pobres y con ellos, y como ellos poder clamar al Dios de la vida, al Dios Padre-Madre de todos y no dar un rodeo ante el herido en el camino, sino acercarme a él como buen samaritano.
Quisiera ser “ anuncio de la Buena Noticia” a los pobres, y para ello debo identificarme cada día más con Jesús, para ser como El es, y dar una buena noticia, desde un camino de conversión a él.
Quisiera así, que los pobres vean hoy en nosotros, en la Iglesia una fuente de esperanza y un apoyo a su noble lucha de liberación. Que desde la palabra de Dios tomen conciencia, se organicen y se les apoye en sus justas causas y reivindicaciones.
Que sepamos predicarles la esperanza para devolverles su dignidad y animarles a que ellos mismos sean autores de su propio destino. Así comprometidos en su defensa  al estilo del Señor, el maestro ser sembradores del reino.
Sabemos que la Iglesia hoy, viviendo y dando el mensaje de Jesús, es y será perseguida, porque levanta su voz, de los que no la tienen, o quiere darles voz a los que se les niega y se les arroja a vivir en la miseria, en la injusticia, en la violencia, en la muerte.
Quisiera poder Darles al Señor, ser como El es, el Dios de la vida, que quiere que todos los hombres vivan y lleguen al conocimiento de la verdad.
Esta fe en Dios, en Jesús es lo que explica lo más profundo del misterio cristiano. Dar la vida. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus hermanos”. Jn 15,13.-
Quisiera que desde nuestra opción bautismal por los empobrecidos, con un amor profundo a Cristo, a la Iglesia y a los pobres, desde la humildad, sencillez de vida, sacrificio y confianza en la divina Providencia, poder “ser  LA LUZ, de Jesús para estas gentes.
Así, como estoy? O como estamos, no lo veo fácil. Creo que  cargo todavía con demasiadas cosas… programas, proyectos…y lo más importante es DEJAR HACER A DIOS en todo lo que  vivamos o hagamos.

Nuestro Fundador, el P. Jordán decía:
“Sus actividades serán bendecidas por Dios y producirán frutos permanentes, en la medida en que cada uno, como otro Salvador, rece, trabaje y sufra según el espíritu de Jesucristo” P. Jordán  DSS X p.506, n. 753.

Para el fundador, es evidente que los mayores apóstoles no son aquellos que desarrollan el mayor número de actividades externas, sino aquellos que viven en constante comunión de oración y sacrificio con el Salvador.
“Seguimos las pisadas de Jesucristo: procuramos propagar su reino; procuramos asemejarnos a los apóstoles; procuramos combatir los vicios, contra los cuales lucharon Cristo y los apóstoles. Por ello también participaremos de la Cruz. “Las obras de Dios han nacido a la sombra de la Cruz”. P. Jordán en Exhortaciones capitulares 17-01-1898.

Ese espíritu apostólico exige de nosotros que creemos espacio para la oración comunitaria, para el dialogo fraterno y sobre todo para la celebración de la Eucaristía que constituye el privilegio de una comunidad apostólica. Del libro: Seguimos necesitando al Salvador, pg 71,sss.

Vivida así la vida de comunidad constituye la manera más eficaz de anunciar el amor de Dios a los hombres. Por eso el testimonio de amor y de unidad constituyen el primero y el más importante servicio que prestamos a la Iglesia, al pueblo de Dios encomendado.

Por este camino quisiera  caminar en la misión en Guatemala. Solo no podré, con la ayuda de mis hermanos, y sobre todo con la ayuda del Señor y su gracia, podremos ir dando pasos.
Un abrazo en el Divino Salvador
Chema sds,


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