San Francisco de Asis (Tierra Santa 2)

Ha sido un regalo de Dios poder comenzar esta experiencia en Tierra Santa, en Jerusalem, con la celebración de la Fiesta de S. Francisco, en la Iglesia de los Franciscanos de S. Salvador, en el centro de Jerusalem amurallada. El gran cariño y opción por la pobreza de Nuestro Fundador, le llevo a ponerse en Nombre de Francisco.
En esta celebración, participada por personas cristianas de diferentes credos, se respiraba la “unidad” del Señor en la diversidad y pluralidad de todos. Es posible, si se quiere. Al final de nuestras vidas nos juzgarán por el amor.
Hoy, mas que nunca, en el mundo en que vivimos, y en la Iglesia “cargada de miserias” humanas, la figura de S. Francisco es vital. En la primera lectura del Eclesiástico, 50,1-3-7, nos recuerda de la importancia de reconstruir el Templo de Dios, el templo de todo ser humano, para que se pueda celebrar la vida, la entrega y el amor de Dios a la humanidad y entre nosotros.
S. Francisco, restauró la Iglesia desde dentro, sufriendo, aceptando la Cruz, “Dios me libre si no me glorío en la Cruz de Nuestro señor Jesucristo” Segunda lectura Gal 6,14-18. Y la Paz y la misericordia de Dios vendrán si aceptamos estas normas. Parece que hay quienes desde “dentro de la Iglesia” se sienten fuera, y desde fuera, se sienten dentro. Pero que medios y actitudes sembramos a nuestro alrededor? Amor a la Iglesia al estilo de Francisco? O demoler, atacar, juzgar y condenar.. y orar poco por la unidad en la diversidad y pluralidad de carismas y movimientos?
Nos sentimos de verdad parte del “cuerpo místico de Cristo “ ¿? Vivimos de verdad la experiencia desde la Fe de que Cristo es la cabeza y nosotros sus miembros “ pecadores” en búsqueda de un camino de conversión al Señor, que nos lleve a seguirle de verdad?. Queremos imponer, o por lo menos “decir” que lo nuestro es lo mejor, lo que sirve y lo de los demás, nada,…. Etiquetando a los grupos al estilo de los políticos de turno.. Progre, conservador, facha.. Encarnados, desencarnados, espiritualistas, retrógrados… Que tristeza. Tal vez el evangelio nos da la clave: Mt 11,25-30. El Padre Dios le revela estas cosas a la gente sencilla, humilde, pobre, sacrificada, con un profundo amor a Cristo, a la Iglesia y a los empobrecidos…. Que hablan poco y son signos del amor de Dios y el reino se hace presente.

Un abrazo Chema sds.


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